Envíos
El oro líquido de Glenrothes fluye hasta Vitoria

El oro líquido de Glenrothes fluye hasta Vitoria

DESCRIPCIÓN

«Que una botella The Glenrothes de 50 años haya llegado a Vitoria es algo impresionante», certifican Diego Lechuga y Asier Frechilla, representantes de una de las destilerías más importantes de Escocia. La pareja acudió a la entrega de la preciada pieza que han adquirido en Delicatessen La Blanca, un templo del buen gusto que reside en el barrio de Zabalgana de la capital alavesa. «Disponemos de los productos más selectos para los paladares más sibaritas», reza su eslogan.

Y no mienten, prueba de ello es el empeño que han puesto en hacerse con este tesoro. «Recibimos una petición por parte de un sector del mundo del whisky que siempre quiere cosas muy exclusivas, y al enterarnos que esta edición salía al mercado insistimos en poder comprarla», razona Bienvi Batanete, responsable del selecto comercio.

Laura Rampling, Master Whisky Maker de The Glenrothes, explica lo que aguarda a los amantes de la bebida con este icónico lanzamiento: «Este single malt de 50 años ofrece una espectacular mezcla de aromas con una complejidad que solo un whisky de esta antigüedad puede aportar: verdaderamente suntuoso, oscuro y aromático».

Botellas talladas a mano

Tras medio siglo envejeciendo en barricas de roble añejadas en jerez y bourbon, el whisky se decantó en botellas de cristal exclusivas hechas a mano y numeradas una a una, que luego se presentan en una exquisita caja lacada en negro, a 30.000 euros cada una. «Es una edición de 50 botellas a nivel mundial. Todo el líquido que hay es el embotellado. Y no solo hay que mirarlo por los años que tiene sino por lo que representa a nivel creativo», comenta Lechuga. Los entendidos saben que hay varios placeres que envuelven a un buen whisky y en este caso, si hablamos de su aroma, lo definen como una cascada de especias aromáticas con toques a madera: del cedro al clavo de olor, con notas de fondo a aceite de linaza y rico azúcar moscovado, sin que falten unos toques de jazmín fragrante.

En cuanto al gusto, lo califican como un espectáculo de complejidad, «sumamente dulce y picante, con destellos de cardamomo, semillas de hinojo y vainilla. Se advierten notas de cedro de principio a fin», aseguran. Kerr Arthur, director de la marca, aclara que quienes adquieran este veterano destilado tendrán la oportunidad de conocer los entresijos de The Glenrothes; sin duda una rara y exclusiva experiencia en sí misma, puesto que la apartada propiedad, que incluye la destilería, la tonelería, granjas privadas y la Rothes House, permanece habitualmente cerrada a los visitantes.

Oficio y lealtad a una marca

Y añade Arthur: «Este destilado de 50 años, el lanzamiento más añejo de nuestra historia, es un homenaje a la lealtad y el buen oficio de nuestro equipo, varios de cuyos miembros acumulan ya más de 40 años de servicio. Ellos son quienes de verdad dominan el arte de producir whisky al estilo de The Glenrothes, y ahora medio centenar de personas van a tener el privilegio de participar en este icónico lanzamiento».

Pero claro, la situación sanitaria mundial no propicia periplos. «De momento ni nos lo planteamos, esperaremos y lo disfrutaremos en su momento», comenta resignada la propietaria de Delicatessen La Blanca, que viajará a Escocia en su momento para conocer la cuna de un proyecto que arrancó en noviembre de 1968, cuando unos emprendedores apostaron por meter su whisky en barricas y mantenerlo allí durante décadas.

«Seguro que no eran conocedores de la repercusión que iba a tener su acción medio siglo después. La industria del whisky, según transcurre el tiempo, ha visto una oportunidad y de ahí su precio. Es una reliquia. Sacar ahora esas ediciones antiguas es algo único», admite Frechilla en el acto de entrega de la lujosa botella.

Y su compañero añade: «Empresarialmente creo que es una apuesta fortísima porque los costes son muy altos. Ya solo por la merma del producto en las barricas, no puedes hacerte una idea de cuánto va a quedar. Pero es que tampoco sabían dónde se iba a vender, a cuánto… Es un planteamiento muy innovador que hace 50 años alguien tomara esa decisión».

Pura osadía

En tiempos de pandemia, una compra así es, cuando menos, osada. «Al no poder salir a la calle para ir a sus lugares habituales, el consumidor busca en casa algo más exquisito. Prima más la calidad que la cantidad», precisaban los expertos ante la valiente propietaria de Delicatessen La Blanca. «Tenemos una lista de posibles clientes que acceden a este producto y hay dos formas de consumirlo: en solitario o, en ocasiones, se compra en grupo para catarlo a la vez. Suele ser gente muy apasionada del whisky», aclara. «Estamos muy orgullosos de que haya recalado en el País Vasco y, concretamente, en Vitoria», presumen los dos representantes de The Glenrothes. Y sus sonrisas se tuercen un poquito al señalar la pena que les da no poder catarlo. Y es que una copa vale un porrón.

All comments