Las bebidas destiladas tienen su origen en la alquimia y son aquellas que se obtienen al enfriar el vapor procedente de un líquido que ha hervido en un alambique. Esta condensación y su transformación en una sustancia líquida es lo que se conoce como destilación.
El aparato de destilación es el alambique. Consta de un recipiente donde se almacena la mezcla a la que se le aplica calor. Un condensador donde se enfrían los vapores generados, llevándolos de nuevo al estado líquido y un recipiente donde se almacena este líquido concentrado.
La destilación es la recuperación de las sustancias más volátiles y delicadas. Los productos así obtenidos pueden ser, o no, sometidos a un proceso de envejecimiento. Se obtienen así dependiendo del producto original distintos tipos de destilados:
De vinos: como el brandy, cognac, armagnac o pisco. De residuos de uvas: como del orujo, marc, grappas. De cereal: como el whisky. De patata. Como el vodka. De frutas, plantas, hierbas y raíces: calvados, ginebra, aguardientes de frutas, tequila, mezcal, etc. De caña de azúcar: como el ron y la cachaça. Anisados: como la absenta o el anís.
Algunos de estos destilados se pueden envejecer en barricas.
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